SEGURIDAD MARITIMA

Para hacer frente de manera efectiva a las nuevas amenazas, que ahora se han vuelto grandes y complejas, es cada vez más necesario recibir la información correcta con prontitud. Esta es, de hecho, una necesidad ineludible para cualquier persona involucrada en la seguridad y la defensa, desde la vigilancia de posibles adversarios hasta el seguimiento de la dinámica geopolítica y las crisis del área, desde la comprensión de las tensiones sociales hasta la evolución de las economías y el comercio internacional.
De todo ello se ocupa la inteligencia, que tiene la tarea de recopilar, analizar y difundir información y valoraciones propias con el fin de dotar a los decisores de herramientas cognitivas para anticiparse a cualquier evolución de la situación, contribuyendo a la salvaguarda de la seguridad nacional y la prevención de actividades desestabilizadoras de cualquier naturaleza.

Se trata, por tanto, de una misión a la que tanto el instrumento militar como las fuerzas policiales deben contribuir de forma colaborativa, aunque esté dirigida al “público” y diferentes operadores.

En lo que respecta, en particular, a la coyuntura internacional, la inteligencia militar siempre ha buscado asegurar un marco de información completo, claro y oportuno, sobre todo en áreas de tensión y crisis, con el fin de coordinar mejor y fortalecer las capacidades de intervención para proteger el prestigio, la seguridad e intereses nacionales.

En este contexto, en estados que tienen una fuerte dependencia económica del mar, zona donde se desarrolla principalmente el tráfico mercante nacional y donde existen enormes recursos energéticos, imprescindibles para la supervivencia económica del país, el servicio de inteligencia naval siempre ha ocupado un lugar destacado. lugar en las jerarquías nacionales.

LAS MARINAS Y LA INTELIGENCIA DE HOY

La recopilación de información sobre y desde el mar continúa e incluye una ampliación de tareas. A las «clásicas» relativas a las unidades navales y armamentos de los potenciales adversarios, se suman tareas de reconocimiento y vigilancia relacionadas con el narcotráfico o la inmigración clandestina, muchas veces realizadas por modernos esclavistas que explotan grupos de personas desesperadas (o delincuentes que han escapado a la justicia de el país de origen) con fines de lucro.

En este contexto, las Armadas, tanto con submarinos como con aeronaves, continúan operando, brindando su propio aporte calificado a la recolección de información para evaluación por parte de los operadores de inteligencia nacional.

Para mejorar la capacidad de recopilación de inteligencia nacional, se han realizado numerosas inversiones en inteligencia electrónica, incluidos enlaces satelitales, con el objetivo de monitorear y hacer que los cielos y los mares sean más seguros.

La inteligencia mejorada complementaría la recopilación de inteligencia existente, el reconocimiento y la vigilancia de superficie, la guerra antibuque, la vigilancia submarina, la guerra antisubmarina, la vigilancia contra la piratería, la lucha contra las drogas, la inmigración ilegal, la búsqueda y el rescate en el mar (SAR), de coordinación y control de las Fuerzas.
Todas misiones fundamentales para la seguridad nacional que podrían cumplirse con el uso de un verdadero vehículo polivalente, la aeronave apropiada para la patrulla marítima que la Armada lleva años pidiendo a Defensa, evitando derrochar ingentes sumas de dinero (estamos hablando unos más de 5.000 millones de euros) para ampliar una flota de aviones que solo podrían realizar la misión de inteligencia.

Hablamos de enlaces con satélites para recopilar información para inteligencia. El desarrollo tecnológico, de hecho, favorece hoy la recogida de información también desde el espacio, a través de satélites ad-hoc que, mediante sistemas electrónicos u optoelectrónicos, permiten obtener fotografías con una resolución impensable hace décadas, o controlar y perturbar en unas emisiones «selectivas» en el espectro electromagnético opuesto, desde los teléfonos móviles hasta los radares. Además, tienen la capacidad de realizar operaciones antiterroristas dirigidas, como buscar la voz de una sola persona buscada a través de millones de conversaciones telefónicas y, cuando la encuentran, señalar su ubicación y rastrear sus movimientos.

Demix Group en colaboración con el grupo CSF ​​DEVELOPMENT, especializado desde 1987 en la creación de conceptos de innovación náutica, está desarrollando el proyecto CORB, un dron marino de alta tecnología capaz de moverse y viajar en el agua de forma autónoma, gracias al sensor GPS instalado. Un dron que responde a las órdenes gracias al sistema de inteligencia preestablecido, a diferencia de los existentes que en cambio son controlados y manejados por control remoto por un piloto o un operador.

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